Siempre vi el living como el lugar más importante de la casa. Es la primera impresión que te llevás vos mismo de lo que te encontrás en una casa. Ya sea que estemos hablando de tu propio hogar o del de otra persona, el living es el primer encuentro con un espacio que refleja la personalidad y lo que se quiere transmitir. Es un ambiente donde se proyecta quiénes somos y cómo queremos que otros nos perciban.

Lograr que este espacio sea verdaderamente único es un trabajo constante, pero profundamente gratificante. A lo largo de los años, este concepto nunca cambió para mí. Ya fuera en una casa más grande o en un lugar pequeño, el living seguía siendo el centro. Aunque el espacio variara, el propósito era siempre el mismo: crear un lugar donde todos se sintieran bienvenidos, cómodos y relajados. Porque, al final, lo que realmente importa es la energía que se genera en ese espacio compartido.

Cuando me encontré diseñando mi primer living, uno de mis principales objetivos fue que se sintiera cálido, digno de pasar horas y horas. Ese tipo de espacio donde las horas vuelan y el tiempo parece detenerse. No necesitaba muchos muebles, solo lo esencial: un sofá cómodo para ver películas o conversar durante horas, una mesa baja para apoyar tazas de café o copas de vino, y estanterías con libros y recuerdos que me conectaban con las personas que amo. Cada rincón tenía su historia: un cuadro de mi último viaje, una planta regalada por un amigo, una manta que me acompañaba en las noches frías.

Porque, aunque las visitas a veces sean inesperadas, siempre querés que tu casa esté lista para recibirlas. No importa si es una visita rápida o una tarde larga: lo esencial es que el espacio transmita calidez y bienvenida. Un living ordenado, cuidado y funcional es clave para que eso ocurra naturalmente.

Tips para mantener tu living ordenado :

Menos es más: Elegí sólo los muebles necesarios. Esto permite una circulación fluida y evita la sensación de desorden visual.

Cada cosa en su lugar: Usá cajas, cestos o cajones para organizar objetos pequeños como controles remotos, cargadores o revistas.

Estanterías con sentido: Alterná libros, plantas y objetos decorativos para lograr un equilibrio visual y mantener todo bajo control.

Textiles que suman: Incorporá mantas y almohadones que puedas guardar fácilmente cuando no los uses. Le dan calidez al ambiente sin recargarlo.

Una bandeja en la mesa ratona: Te permite agrupar objetos (velas, floreros, controles), dando orden inmediato y un toque de estilo.

Rutina de 5 minutos: Al final del día, dedicá solo cinco minutos a acomodar almohadones, doblar mantas y llevar tazas a la cocina. Cambia completamente la energía del espacio.

Con el tiempo, entendí que el living es más que un lugar físico: es un refugio emocional. No hace falta llenarlo de cosas, sino dejar que respire, que hable de vos, de tus gustos, de tus memorias. Porque el verdadero lujo de un living no está en su tamaño ni en el diseño, sino en su capacidad de contenernos, de reflejarnos, y de regalarnos momentos compartidos.